Las personas y las empresas queremos enamorarnos

10 September, 2019
  • Cansado de los rompe-sueños que llenan los oídos de los soñadores de historias de fracasos para no dormir.
  • Aburrido de toparse con cazatalentos que aleccionan candidatos para que pasen las cribas de sus procesos de selección.
  • Asombrados de cómo las agencias son capaces de maquillar empresas para que parezcan maravillosas y donde la realidad es que están en transformación, como todas (dicho sea de paso).
  • Decepcionado de líderes que organizan eventos impactantes para atraer al talento deseado, sin previamente haberse ocupado de ordenar la casa por dentro.

Lo cierto es que vivimos en un ecosistema empresarial donde las personas y las empresas lo que queremos es siempre encontrarnos, ¿verdad?

Por un lado, estamos los profesionales que tenemos sueños, valores, conocimientos, experiencias y capital social. Además, también tenemos algo muy valioso y único que es la humanidad, la empatía y la energía que nos permite canalizar todo lo anterior y enfocarlo a conseguir cualquier desafío empresarial.

Por otro lado, están las empresas que también tienen sueños por conseguir, cultura propia, conocimientos y varios stakeholders que orbitan a su alrededor. Y también tienen algo valioso: los proyectos y los recursos donde las personas podemos encontrar un excelente vehículo para desarrollarnos profesionalmente.

 

Así pues, parece que, si fuéramos capaces de encontrarnos, ¡sería perfecto! ¿No es así?

El tema es que las evidencias nos dicen que encontrarse no es realmente sencillo porque son varios los elementos que tienen que coincidir para que haya matching entre un profesional y una empresa. Para empezar, tenemos que coincidir en valores e intereses, para seguir tenemos que coincidir en momento vital y para terminar, y no por ello menos importante, ambas partes tienen que encontrar en la propuesta de valor de la otra aquello que verdaderamente buscan.

¿Qué debemos hacer los profesionales para ser atractivos para las empresas?

Es ya conocido que los profesionales vivimos en un mundo cambiante y complejo, relatado muy bien por Maite Moreno Bosch en ¿Cómo seremos en el futuro?, que nos obliga a hacer los deberes cada día. Esos deberes para mí son de 3 asignaturas:

La mentalidad: Estar atentos a nuestro entorno y mantener una mentalidad abierta al cambio porque, como decía Albert Einstein, “la mente es como un paracaídas, solo funciona si se abre”.

El ecosistema profesional: Mantener vivo un ecosistema rico a través del compartir conocimientos, experiencias y a veces simplemente café con profesionales diversos.

La propuesta de valor: Tenerla clara y tener muy presente que debemos revalorizarla con el tiempo.

 

¿Pero cuál es esa propuesta de valor que quieren encontrar las compañías?

Las compañías del hoy y del futuro necesitan y necesitarán profesionales que sean capaces de tener una visión transversal de la organización, esto es: una visión que les permita orquestar proyectos teniendo en cuenta el impacto de los mismos en el resto de departamentos, procesos, stakeholders, etc.

Y más allá de la visión será importante que cuenten con las siguientes competencias claves:

La comunicación: para ser capaces de generar influencia en el resto de las personas y ser capaces de explicar el valor de los cambios.

La flexibilidad: para ser capaces de adaptarse, probar y pivotar mientras van aprendiendo.

La colaboración: los cambios son complejos y por lo tanto un profesional solo no podrá conseguir el reto. Triunfará en la medida que desarrolle la capacidad para colaborar con profesionales de otras disciplinas con quien se complementen y enriquezcan. Los retos que tenemos entre manos requieren de multidisciplinariedad.

Y el aprendizaje: estar acostumbrado a aprender constantemente, a soltar modelos pasados y a vivir el camino como una riqueza.

Ahora bien, las compañías necesitarán también profesionales hiperespecializados que sean capaces de desarrollar una labor técnica donde la especialización sea su gran valor. Pero no por ello deberán ser personas que trabajen ‘solas’. También deberán cumplir con un buen nivel en las competencias de colaboración, comunicación, flexibilidad y aprendizaje.

Cada vez más las compañías optarán por profesionales híbridos: que posean una experiencia rica y diversa; que se sientan cómodos en más de una especialidad y que, a su vez, sean capaces de pensar tanto en el impacto global de sus decisiones y como de bajar al detalle en un asunto concreto.

En esta línea, os recomiendo la entrevista a Tim Brown – CEO de IDEO donde nos habla de los T-shaped talent y cómo en su compañía se han focalizado desde hace años en incorporar y desarrollar este tipo de talento.

 

Y las compañías, ¿Qué deberes deben hacer?

Las startups, las consolidadas, las familiares, las multinacionales, las locales, las globales, las tradicionales y las digitales, todas ellas deberían abordar la atracción y fidelización del talento con una estrategia que tuvieses en cuenta los siguientes elementos:

Una reflexión estratégica interna de cuál es la propuesta de valor que la compañía tiene para sus empleados, es decir, qué tiene para ofrecer y cómo lo quiere entregar a ese talento. Esto es la Employee Value Proposition;

Una investigación de cómo son esos profesionales que quiere sumar a su equipo: qué necesidades tienen, cuáles son sus valores y qué es aquello que les mueve;

Un análisis del gap que hay entre lo que tengo para ofrecer y lo que mis profesionales objetivo quieren; y finalmente,

Diseñar e implementar acciones tanto para enriquecer continuamente la Employee Value Proposition como para comunicarla.

Mi propuesta es que empecemos a preocuparnos más por el SER y luego seamos capaces de articular un PARECER basado en la autenticidad. Quizá si todos nos sacáramos algunas capas de maquillaje, empezaríamos a ser encontrados por cómo somos realmente. Y quizá a la larga las cosas nos irían mucho mejor a todos, ¿no creéis?

  • Feliz cada vez que escucho historias de protagonistas que un día decidieron liderar su vida a pesar de sus consejeros laborales.
  • Curiosos por escuchar propuestas deshonestas de empresas auténticas, con propósito y muchos desafíos por conseguir.
  • Deseosos de compartir un café con líderes que escuchan a esas personas reales y expansivas por las que un día decidieron apostar.
  • Con muchas ganas de leer cada vez más notas de prensa de eventos de empresas que invierten menos en el aparentar y más en celebrar los éxitos verdaderos.