5 estrategias para aumentar la productividad de un líder

03 junio, 2019

La mayoría de líderes desean ser más pro activos y tener un mayor impacto en sus negocios y aumentar su influencia en la productividad y motivación de sus colaboradores. Sin embargo, a medida que las organizaciones crecen, las cargas de trabajo de un gerente y sus directores aumentan considerablemente, lo cual los hacen sentir abrumados y, muchas veces, ineficientes.

Paradójicamente, desde nuestra propia experiencia, hemos aprendido que una de las lecciones que los líderes de compañías que están creciendo necesitan para ser más productivos, es que deben empezar a comprometerse con menos responsabilidades. Aunque suene extraño, es una teoría que hemos podido comprobar.

Comprometerse con menos cosas ayuda a los líderes a enfocarse realmente en los problemas relevantes de la organización y a profundizar en las búsquedas de alternativas para resolverlos. Esto permite comprender mejor las situaciones, analizar con mayor tranquilidad las posibles soluciones y verificar su implementación con la dedicación necesaria para garantizar el éxito de estas.

Para hacer este ejercicio correctamente, los líderes deben tener claro por dónde empezar. En qué enfocarse y qué hacer al respecto. Por ello, hoy presentamos 5 estrategias para determinar las áreas y situaciones en las que pueden tener un mayor impacto. Veamos:

Conocer sus propios límites

Si un líder no tiene claras sus propias capacidades efectivas para comprometerse con situaciones, nunca podrá administrar su tiempo con éxito. Para empezar, deben crear un calendario semanal que le permita organizar mejor su trabajo, saber de cuánto tiempo dispone para sus actividades administrativas y cuánto para supervisar los proyectos en marcha.

Una vez se haya comprometido con ciertas responsabilidades, deberá aprender a decir no a una nueva y si es necesario asumirla, renegociar compromisos menos importantes para liberar espacio en su agenda.

Priorizar situaciones

Antes de tomar la decisión sobre dónde enfocar las energías, el líder debe establecer un conjunto limitado de prioridades. Estas actividades prioritarias deben definirse con descripciones y objetivos estratégicos claros.

Si una responsabilidad de un líder no está vinculada a unas métricas SMART (específicas, medibles, alcanzables, relevantes y limitadas en el tiempo), es mejor delegarla a alguien más.

Aprender a delegar

Un líder debe centrarse en las áreas claves del negocio. Pero eso no significa que lo demás pueda simplemente ser rechazado o ignorado. La mejor forma de manejar esto es aprendiendo a delegar responsabilidades, lo cual no significa solamente transferir tareas.

Delegar tareas implica elegir a las personas adecuadas en función de sus habilidades, compromiso y productividad, además de asegurarse de dotarlos con los recursos necesarios para cumplir las funciones asignadas y establecer puntos de control para garantizar que las cosas vayan siempre por buen camino.

Saber decir NO

Los grandes líderes saben cuándo decir no, y además lo hacen muy a menudo. De hecho, pueden llegar a ser tan buenos dominando esto que realmente hacen sentir bien a las personas a las que les rechazan sus peticiones.

La clave está en recordar siempre el propósito principal que ya se estableció y demostrarle al interlocutor que decirle sí a una nueva responsabilidad significaría poner en peligro el desarrollo de las prioridades que ya se habían determinado previamente.

Renegociar cuando sea necesario

A veces aparecen situaciones imprevistas que deben atenderse con urgencia, pero eso no necesariamente significa que haya que sobrecargarse de trabajo. En lugar de esto, deben redefinirse las prioridades y renegociarse los compromisos adquiridos previamente.

Para ello, el líder debe acudir a la persona indicada, explicar el cambio que necesita implementar, rechazar la tarea o delegarla. En última instancia, un líder que reorganiza a tiempo sus prioridades para atender imprevistos gana mucho más respeto en su organización que quienes dejan todo a la deriva.

Cuando una compañía empieza a operar, generalmente con equipos pequeños, todo es dinámico, las cosas suceden de manera muy fluida y la productividad está en todas partes: los compromisos y las prioridades son fáciles de gestionar y comunicar. Pero cuando el negocio crece, saber enfocarse en los aspectos más importantes para sostener esa evolución será clave para el éxito del líder y de su compañía.

Delegar no significa dejar de ser responsable de los resultados, pero permite aumentar el compromiso de los colaboradores. En definitiva, saber decir sí a menos compromisos crea un mayor impacto en la organización.

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